domingo, 19 de julio de 2009

OTROS BLOGS DE MONTAÑA (I)

Muy buena información sobre la Sierra del Cadí: emblemático lugar del Pirineu Catalán que voy a visitar dentro de unos días antes de que nos pongan fronteras a estos humildes, y siempre sedientos de aventura, habitantes del adusto corazón de La Meseta.

Fotos de campo: Caminos desde Rialb. Explorando la Sierra del Cadí. Comabona (2543 m) (15)

OTROS BLOGS DE MONTAÑA (I)

Desde hoy recomiendo insistentemente a mis lectores que echen un vistazo al Blog de mi amigo Frid. Encontrarán en él hermosas imágenes y una prosa ágil que hará las delicias del lector y del coleccionista de paisajes. A un servidor le trae muy buenos recuerdos de mis periódicas incursiones montañeras por los Pirineos.


Fotos de campo: Circular desde Panticosa con nueva bajada desde el Ibón de Sabocos

viernes, 17 de julio de 2009

INTERLUDIO VERANIEGO (III)



Hay en la magnífica novela de Joseph Conrad, titulada Nostromo, una referencia descriptiva en las primeras páginas que es como si estuviésemos situados en las dunas del Eurocamping, al Sur de Oliva, contemplando la vastedad del Golfo de Valencia, mirando de Norte a Sur, delante del mar y con los modestos pero bellos sistemas montañosos de las dos Marinas (la Alta y la Baixa; aparte de La Safor misma, que es donde nos encontramos) formando su tendido arco pocos km a la espalda. El país imaginario de Conrad se llama Sulaco, y se esconde en el fondo de una bahía del también vasto Golfo Plácido, cuyos límites Norte y Sur terminan en abruptos y montuosos salientes, como dos cuernos de piedra levantados osadamente contra el Mar. Habla el autor de las calmas seculares que dificultan la navegación a vela por toda la extensión de esas aguas protegidas y de la visión de las nieves perpetuas del Higuerota, asomando su calva pirámide por encima de las junglas de aquel país de feracidad tropical, inspirado, seguramente, en alguna República de América Central y del Sur... No hay nieve por estas latitudes que agudice y embellezca (todavía más, si cabe), el contraste entre la placidez azul mediterránea y la adustez de sus montañas litorales, excepción hecha de gigantes como la Bernia o el Puig Campana (1121 y 1404m respectivamente): la modesta altitud y la influencia siempre benigna de la atmósfera marina impiden que esto sea así. Sin embargo, sí podenos imaginar la visión desde un velero que se aproxime a la costa de la franja verde de los naranjos, huertas y marjales por encima de la línea amarilla de las dunas con las montañas al fondo. En mitad de la playa, mirando al mar y abriendo los brazos hacia el viento de Levante que suaviza los ardores del verano, contemplo la brava estampa del Montgó, hito finisecular de aquellos exploradores que en sus navíos de madera, a vela o remo, trazaron el rumbo de la Historia. Lejos quedan las incursiones de este mes de Abril por el corazón de la gastada y árida Iberia: rápidas visitas con muchos km de carretera a uno de los extremos de las Sierras Béticas; el que mira, precisamente, al Mediterráneo, slavando los desiertos del Altiplano de Granada, Murcia y Almería. Sierra María, Empanadas y Cabañas: gigantes de dos mil m. que con sus nieves invernales alimentan el curso de los ríos que de entre los recovecos del lecho del desierto alcanzan, pacientemente, otros océanos. El Montgó queda para otras aventuras y otras fechas; también, con toda seguridad, para otro Blog de montaña que llamaré MARGEN MEDITERRÁNEO... He de recuperar estos días, metido aquí, a refugio del tórrido viento del centro de la meseta, el hilo del relato de nuestras aventuras en aquellas primeras montañas de la Estepa del Sur.

INTERLUDIO VERANIEGO (II)



PLAYA DE OLIVA-SUR / EUROCAMPING

El Mediterráneo es el mar donde se ha forjado la Historia de Occidente y, por tanto, del orbe conocido (siempre que ningún cataclismo-cosa que no descarto, dado el turbulento panorama mundial-vaya a cambiar las cosas). La aparente tersura de sus aguas, de un azul lechoso, pero brillante, que en los días calmos produce la sensación de que se podría caminar hasta las Baleares, se convierte en el geográfico espejo de un arco de magníficas montañas que, si miráis con detenimiento un atlas mundial, veréis extenderse desde los Montes Tauro, allá al Sur de Turquía, hasta el Estrecho de Gibraltar. Un terreno ideal para la Aventura. El Mar y las Montañas.

El inmenso arco litoral del Golfo de Valencia, que se inicia 200km al Norte, en los terrenos pantanosos y sobreexplotados del Delta del Ebro, termina muy cerca de aquí: en el saliente que como un ariete de tierra lanza el Montgó al clavar sus raíces en el Mediterráneo, conformando el Cabo de San Antonio, esa punta modelada como vasto triangulo que dobla la línea de costa hacia el SW. ¡Fabulosa estampa la del Montgó! 740m alzando su pétrea muralla sobre la costa. Eterno vigía de los barcos de la Historia. Por aquí pasaron fenicios y griegos; cartagineses y romanos; berberiscos, normandos y tropas imperiales... Sin altitudes que superen los mil metros (excepción hecha de Bernia y Puig Campana), ofrecen sin embargo estas montañas unos perfiles agresivos de crestas y pirámides que harán las delicias del montañero. Del Montdúver, con sus 870m-que aparece en la foto, por encima de las caravanas-hasta el Montgó, pasando por La SAFOR, Segaria o el Almiserá (el vigía del bonito surco intramontano de LA VALL DE GALLINERA), un tapiz vegetal mimado por la abundante pluviometría (unos 700/800l al año, de media) y un clima bendecido por la proximidad del mar, nos retrotrae a tierras más exóticas...; las del trópico, por ejemplo, pero sin el azote del calor y los mosquitos.
Mi base de operaciones estos últimos días ha sido el Eurocamping de Oliva, desde cuya magnífica playa, sobre la cúpula de sus dunas, he podido observar casi todo la abertura del Golfo. Desde las montañas de Castellón, allá muy al Norte (apareciendo detrás del saliente de Cullera) hasta el Montgó y el Cabo San Antonio. Haciendo vida de monje guerrero, apartado de la lucha y de la fe, excepción hecha de una incursión por la enigmática cara Norte de la Segaria, he imaginado ascensiones desde la comodidad de la lectura y la compañía de familiares y amigos. Las horas que he pasado observando los veleros en su ruta hacia Ibiza y la imponente fachada del Montgó a través de las lentes del prismático ha merecido la pena. Otra zona de montañas a la que puedo dedicar un Blog entero (el que, precisamente, estoy construyendo ahora, titulado MARGEN MEDITERRANEO). Un buen puñado de ascensiones que dejo para el Otoño próximo.

INTERLUDIO VERANIEGO


APACIBLE INTERLUDIO EN EL MEDITERRANEO (PLAYA DE OLIVA-VALENCIA)
Junio nos ha sorprendido con una procesión atmosférica de masas de aire africano cargadas de polvo y de un calor que ha tenido-y tiene-la consistencia del metal fundido. No llueve desde Mayo y la tierra calcinada y amarilla de la estepa no invita, que digamos, a prodigarse en paseos, menos aún en expediciones kilométricas que nos lleven a través del desierto. Los panoramas de esas montañas que incluso en mitad de las áridas llanuras, aparecen como islas de promisión, se sumergen en el plomo fundido de la calina del núcleo del verano. Por el día-un día tras otro-es normal que lleguemos a los 40º a la sombra: ¡estamos en España! Pero las temperaturas no descienden por la noche. El aire se detiene y el relente matutino no alivia la sequedad de los matorrales y los árboles. No... La verdad es que no apetece demasiado salir de viaje y moririse de sed por esas cuestas de dios con las rocas al rojo vivo derritiendo la suela de tus botas. De modo que tras unas exitosas incursiones de primavera que nos han llevado por los límites del Altiplano Granadino con Jaén, y nos han permitido alcanzar la gloria de unas cimas emblemáticas, poderosas y solitarias como El Cabañas y El Empanadas, de 2027 y 2106m respectivamente, y visitar lugares tan enigmáticos, hermosos y bravíos como la cuenca del Embalse de La Bolera y el río Castril hacia sus fuentes, hemos puesto las botas a secar y ahí se han quedado: a la espera de las lluvias y las masas de aire del norte del Atlántico. Salir, como digo, con estas temperaturas, la sequedad y, sobre todo, con esta atmósfera amarilla cargada de polvo africano que reduce enormemente la profundidad de las panorámicas, aplastando los relieves y disolviendo los colores en una especie de fluido denso cuya observación produce dolor de cabeza; salir así, es arriesgarse a enfermar de puro calor. Mis ojos se van ahora hacia otros destinos: los Pirineos, Gósol, Pedraforca, la Sierra del Cadí. Lugares que voy a visitar por primera vez y que ocupan una posición en exceso discreta en el corazón del Pirineo Catalán; lejos de los hitos clásicos del Valle de Arán, Boi, Aigues Tortes y San Mauricio, el Pallars Sobirá y el núcleo de tresmiles de la Pica de Estats... Busco la tranquilidad de la familia y la contemplación de unos paisajes pacíficos y literarios. Como podéis apreciar en la foto, la insoportable aridez ma ha empujado a la orilla del Mediterráneo, que siempre es-junto al arco de bonitas montañas que lo apartan del interior de España-un excelente lugar para inspirarse y recomponer los fatigados músculos, las piernas y el corazón.