martes, 28 de diciembre de 2010

DAIMIEL Y EL CORAZÓN DE LA LLANURA

NOTA PRELIMINAR-Asuntos que no vienen al caso me han obligado a efectuar sendos viajes a esta bonita y emblemática localidad manchega las últimas semanas. La apertura, primero en Albacete, de la AP-36, hasta el cruce de San Clemente, y después enfilando directamente hacia el Corazón de la Llanura, por Villarrobledo, Tomelloso y Argamasilla, de la amplia, novísima y cómoda A-43, han facilitado notablemente que esos 225km de trayecto se puedan hacer, con permiso de los radares de Rubalcaba y el piji-progre redomado de Pera Navarro, en dos horas clavadas. Resulta un viaje de genuino sabor geográfico que une la orilla más oriental de La Mancha, allá en sus lindes con los derrumbaderos y montes valencianos, con el más rancio, histórico, bello y humanizado corazón de la llanura que vió pasar a Don Quijote y sus archiconocidas andanzas. Por otro lado, la vitalidad innegable de los últimos 3 inviernos en lo que a lluvias se refiere (aunque no debemos olvidar el aporte de la gran nevada del año pasado), mal que les pese a los embaucadores socialistas del IPCC, ha obrado el milagro de poder ver corriendo, incluso con furia, por mitad de los campos ríos y arroyos que llevaban 15 años secos y cuya desaparición, tal es el caso del Guadiana, espoleó la avaricia de los labriegos insaciables y prehistóricos e hizo que las turberas que otrora albergaran los famosos Ojos ardieran sin contención calladamente: en ese raro fenómeno de la combustión espontánea de lo que, a todas luces, parece simple, antigua e inalterable tierra. Ahora, gracias como digo a unas lluvias invernales que se vienen incrementando desde 2009 (775mm de media para el centro de la Península, el año pasado), el acuífero se recupera, las lagunas rebosan y los históricos ríos manchegos arrojan la bendición de su caudal (Cigüela, Záncara, Azuer y Guadiana) sobre las plácidas y castigadas planicies de Las Tablas de Daimiel, cuyos alrededores pude visitar, sin llegar a contemplarlas, el pasado día 24, con un sol esplendente, una atmósfera clara y una temperatura máxima a las 12.00 de 5º. En realidad fallé mi objetivo, que no consistía en otra cosa que la visita de la Laguna de Navaseca, muy próxima a Daimiel, al Norte. El camino mal elegido junto al Azuer que lleva hasta su confluencia con el Guadiana-que iba seco-y una loma interpuesta me impidieron dar con ella: como siempre, la carencia de un mapa detallado de la zona (un SGE de 1: 50.000, por ejemplo), resultó determinante para dar al traste con mi original intención. Decidí pues visitar el Cigüela a su paso por la bonita localidad de Villarrubia de Los Ojos, apoyada en los montes homónimos que salen de Puerto Lápice hacia el W, conformando la fachada sur de los archiconocidos Montes de Toledo, que también discurren por Ciudad Real.



FOTOS 1, 2 y 3-EL RIO AZUER EN MITAD DE LA CAMPIÑA, MUY PRÓXIMO A DAIMIEL, AL NORTE, JUNTO AL CAMINO ASFALTADO QUE LLEVA A LA CONFLUENCIA CON EL GUADIANA.
Aquí, tras haber bordeado por el Este el perímetro urbano de Daimiel, y pasar bajo la N-420 de circunvalación, y el pequeño aunque curioso puente romano de tres ojos, el río enfila al Norte entre cultivos de vid, trigo y maizales circulares, hasta encontrarse por su derecha, el Este geográfico, con el curso histórico del Guadiana, que hoy veo seco. El lugar se conoce como La Máquina, que es un antiguo molino a partir del cual la pista toma firme de tierra y cruza un altozano desde el que se contempla muy nítidamente la recia cadena de montes a cuyo pie se asienta Villarrubia de los Ojos.
                                                                                FOTO 4-Pista junto al AZUER y campiña. Al fondo (N) los Montes de Villarrubia.
Las últimas lluvias de Diciembre han dejado un rastro de lagunas con apariencia de embalse al Este y Sur de DAIMIEL. El enorme caudal del río provocó su rebosamiento e inundó la amplia vega cuya depresión apenas se diferencia de la planicie circundante. Tal vez el efecto dique de los grandes y novísimos viales de circulación rodada haya provocado  el escaso avenamiento de la cuenca, por otra parte ya de por sí muy mal definida debido a la horizontalidad extrema de la topografía imperante. 

Es justo al Norte de la población que el quizá artifical canal de drenaje toma forma de cauce definido y lleva al Azuer hacia el final de su viaje a las puertas de las archiconocidas TABLAS DE DAIMIEL, no sin antes haber recogido las aguas alumbradas (pero sólo bajo circunstancias de abundantes y mantenidas precipitaciones) en la concatenación de hoyas y turberas. muy próximas al Este, que conforman el fenómeno hidrogeológico de los Ojos del Guadiana.

FOTOS 5 y 6-El AZUER, justo antes de la confluencia con el GUADIANA.