Dejamos atrás un Otoño seco y atípico. Además de un comienzo de Invierno ajeno a todos los cánones de temperatura y precipitación que definen su particular naturaleza. Es ahora, finalmente, en esta primera semana de Enero en la que hace ya 46 años vi la luz en un hospital de Castellón (bendito Mediterráneo), cuando sentimos en la piel y sobre la tierra ajada el embate del viento que arrastra las esencias de los frentes que se generan en el Atlántico:aunque con pírricos resultados en lo que a lluvia se refiere (y menos aún una de esas nevadas antológicas, que es lo que de verdad necesitamos). En cualquier caso, de la atmósfera huyen los últimos restos de la miasma africana que, sobre nuestras soñadoras cabezas de aventurero, un necio anticiclón ha decidido echarnos encima durante meses. [Manuela Carmena, allá en Madrid, se queda sin argumentos y datos convenientemente adaptados a la nueva religión eco-comunista con los que fastidiar a los conductores de la capital.]
Las llanuras de este extremo de La Mancha, colgadas directamente sobre los montuosos valles valencianos (pienso en el río Cabriel y el Júcar) soportan con estoicismo las estupideces propias de nuestra raza, y los que nos atrevemos, de vez en cuando, a rebasar sus contornos, comprobamos que a 100km en dirección al mar -sobre todo si escapamos, cruzando el cañón del Júcar, hacia el Sur, dirección Alicante- otra parte de La Mancha, la que acoge la estupenda ciudad de Almansa, se desparrama por los páramos y secarrales, y vegas y cultivos de secano del Alto Valle del VINALOPÓ, a cuyos flancos se extienden montes y sierras en los que una tupida y bien conservada red de senderos demuestra que nos adentramos en zonas con mayor demografía y afición por los espacios naturales: otra manera más sabia de admirar y sentir los desiertos típicos de Iberia.
El VINALOPÓ es un río curioso. Nace en las enigmáticas y lluviosas laderas del flanco NW de MARIOLA, entre BANYERES y BOCAIRENT, y en lugar de arrojarse por las pendientes sobre las que escala y, finalmente, asoma la carretera V-41 (que une VILLENA con la anterior), tuerce con brusquedad hacia el Oeste y enfila el ancho surco intramontano de, sin solución de continuidad, enlaza la verdeante campiña de los plataforma de BANYERES-BENEIXAMA con las rudas estepas de VILLENA. Aquí gira definitivamente al Sur y enfila en algo menos de 60km hacia los pantanos de ELCHE y SANTA POLA.
Afincado en CAUDETE por cuestiones de trabajo, que es la cabecera real y geográfica de la ancha planicie del VINALOPÓ, he pasado los años y los kms. cruzando las carreteras que llevan al interior o al Mediterráneo sin detenerme a explorar los montes que soñaba: la fiera estampa de EL CID, a la altura de ELDA; la singular y altiva figura de CABRERAS, vigilando las llanadas y pinares de SAX, los cerros de VILLENA; SALINAS, en el camino del CARCHE, ya en los límites de MURCIA... EL BOLÓN DE ELDA, mirador excepcional por su posición en el centro de la hoya de ELDA; y... más allá, oculto por las imponentes laderas de EL CID: EL MAIGMÓ, que con sus 1296msnm, se alza mil metros de golpe desde los glacis desérticos de AGOST, ya casi sobre ALICANTE y sus luminosas orillas de despiporre y Mediterráneo.
Así que, igual que me pasó con CAZORLA en mis tiempos de JAÉN (allá por los primeros 90), en este inusual tránsito meteorológico entre 2015 y 2016, consternado por la sequedad reinante, cumplo el sueño de las montañas que he visto toda mi vida y que hoy, al fin, decido conquistar. Descubrir, para comprender, el misterio que anida en la cumbre; y hacer míos los horizontes de inmensas literaturas que alcanzan tierras y pueblos tan dispares. Marinas desdibujadas por densos resplandores, y oscuros frentes de niebla que anuncian, en el otro extremo, las heladas del interior. Y en medio de todo, casi allí abajo, muy cerca de nuestros pies, las animadas poblaciones con su historia medieval y sus castillos imponentes del ALTO y MEDIO VINALOPÓ: ELDA/PETRER, SAX y VILLENA, con la multiplicidad colorista de sus casas de labor, caseríos, aldeas y zonas de recreo. Poblaciones que he conocido casi sin proponérmelo y que ahora y siempre llevaré en el corazón. Así es la vida y así son las cosas que nos ocurren.
FOTO (OBJETIVO-200mm)
SAX y SIERRA CABRERAS en lontananza. A escasos 20km a vuelo de pájaro. Hacia el NW, desde la cumbre del MAIGMÓ.